martes, 1 de marzo de 2022

Los hijos de Putin

Europa está en guerra. La invasión rusa de Ucrania ha dinamitado la paz en el viejo continente. Ucrania está sola luchando frente al monstruo más dotado nuclearmente de Europa. Rusia dispone de más armamento nuclear que toda la OTAN. Pero a día de hoy aún estamos presenciando una guerra convencional, con sus ataques aéreos, suelta de misiles y carros de combate penetrando en las ciudades como si fueran apisonadoras, llevándose por delante a inocentes civiles, como en todas las guerras. 

En este alarmante contexto el Presidente del Gobierno de España se desmarca del resto de líderes europeos y rechaza enviar material bélico a Ucrania. Y al parecer lo hace para no molestar a sus socios comunistas del Gobierno. A los hijos de Putin. Esos hijos que no saben lo que es el comunismo, sino vivir del comunismo tirando de tarjeta de crédito o débito capitalista. Que no conocen los gulag soviéticos, la miseria, el hambre y los miles de muertos que los que se amparan bajo la tela roja de la hoz y el martillo han provocado durante el Siglo XX y siguen provocando ya en pleno Siglo XXI. Son esos hijos de Putin que miran hacia otro lado a la hambruna con la que el comunismo cubano y el social comunismo bolivariano  están arrasando con Cuba y Venezuela, que no reconocen los miles de presos políticos (estos sí son presos políticos) encerrados en deleznables países-prisiones (los gulag del Siglo XXI) en los que mueren de hambre y sobre todo de violencia personas cuyo único delito es pensar de forma distinta. Pensar que la autocracia de unos locos no es la forma de gobernar un país.  Que la imposición de una ideología no es una opción política. Que la democracia, con todos sus defectos, es  la mejor opción de gobierno hoy conocida. 

La guerra nunca es la mejor opción para conseguir la paz. No es una opción para nada. Pero cuando una vez más en la historia de la humanidad aparece un tirano loco de atar, que amenaza con disuadir a sus enemigos con armas nucleares, la única opción posible es frenarlo. Y si este tirano loco es comunista aún más, porque ya tiene el comunismo un pedigrí suficientemente amplio que demuestra que esta ideología es genocida por naturaleza (como el escorpión que pica sí o sí), no se conforma con luchar militarmente contra militares sino que mata civiles indiscriminadamente para imponer sus ideas. Así, en 2019 la "Resolución sobre la importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa" aprobada por el Parlamento Europeo condenó los crímenes cometidos por los regímenes comunistas, y los nazis, a lo largo del Siglo XX e instó a los Estados miembros a hacer frente a las organizaciones que difundan discursos de incitación al odio y a la violencia. Pero España sigue siendo el único país europeo con ministros comunistas. El único que no sigue las directrices de Europa. 

Y ahora nuestro Gobierno sigue mostrando signos de desalineación con Europa y con el mundo. Como durante el franquismo. España no va a ayudar a Ucrania enviando armas de guerra desafiando así al resto de países europeos, no solo de la OTAN, que creen que hay que frenar al sátrapa rojo de forma inminente para que no siga aniquilando vidas, para que no siga cometiendo un nuevo genocidio. Y ello porque nuestros particulares hijos de Putin gubernamentales, los que viven del comunismo pero no en el comunismo, no ven adecuado luchar contra el pensamiento destructivo de su ideología, contra sí mismos, sin importarles una vez más a estos hijos de Putin la muerte de vidas humanas para sostener sus propias ideas,  que paradójicamente les permite vivir entre nosotros como capitalistas; la ideología de Putin, del diablo rojo, del nuevo exterminador, del Hitler del Siglo XXI.  

¡hijos de Putin!

                                                                                 Javier Montero-P

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